Un ahí nomás totalmente desconocido pero muy familiar para mí, ya que las historias de mi abuela llevaban con frecuencia a un De Bary amigable, teñido de la picardía de tía Daniela, fiestas en el club, reuniones con amigos y mucho cariño.
Me sentí feliz de parar "ahí nomás" y ver este pueblo con mis propios ojos. Deseé profundamente que la tía Daniela saliera a recibirme con su acento español y sus bizcochuelos. Me limité a preguntar por ella pero nadie conocía a la "tía Daniela". Finalmente, por el pellido de familia, encontré la casa que ahora estaba habitada por otras almas y lucía un imponente calefón solar...Felizmente el viejo aljibe había sobrevivido : él sí hablaba de todas esas historias recordadas. Fue en ese momento cuando vi a mi abuela
Aljibe de tía Daniela |
La gente se sintió un poquito alborotada al vernos tan cómodamente instalados con nuestra casa rodante. Ése es el momento ideal para convocar: invitamos a los vecinos a nuestra biblioteca a las 17 hs...vendrían?
Por la tarde armamos todo con el cariño de siempre.A las 17hs vimos a dos mamás con sus hijitos revoloteando cerca en las hamacas de la plaza. Cuando me acerqué para invitarlas reconocí a una de ellas y me llenó de alegría darme cuenta que estaban esperando una señal para acercarse a la Biblioteca. Esa tarde, la Biblio tendría su razón de ser.
Como ya era la hora y parecía que nadie más del pueblo asomaría, una de las mamás salió a buscar más niños en su auto: regresó con el automóvil cargado para deleite nuestro, fue una caricia al alma ese gesto!
Jugamos felices, cantamos y cuando estábamos en plena lectura aparecieron más mujeres de diversas edades con más niños.Casi con disimulo se acercaron, miraron, leyeron y se fueron.
Las primeras madres, tan ruidosas como llegaron se fueron, cargaron nuevamente el auto con todas sus crías hasta el techo y nos dejaron llenos de agradecimiento y con una sonrisa por dentro.
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