La Conchilla es un tesoro por su belleza y aunque no es frecuentada por mucha gente, confiábamos que tendríamos niñas y niños lectores agradecidos con la propuesta y así fue.
Teníamos ya experiencia en la playa de modo que
sabíamos cómo movernos en ese contexto y además, debido a la cantidad de días que nos quedamos en este lugar nos sentíamos como en casa y, como en casa, convocamos.
Pasamos una tarde hermosa en familia y decidimos repetir la experiencia el sábado siguiente: también abrimos el 7 de enero en la misma playa pero con otras familias que quisieron sumarse.
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