viernes, 28 de octubre de 2016

9 de Mayo, escuela rural de Francisco Madero, Pehuajó

Nuevamente nos acercamos a la escuela rural de Francisco Madero. Nos une una amistad y un cariño especial, como pasa cuando uno se acerca a espacios o personas de la mano de gente que quiere mucho: uno quiere a esos nuevos espacios o personas como si fuesen una prolongación de los que quiso primero.
Una tormenta grande amenazaba frustrar la visita, pero sabiendo que era "ahora o nunca" acudimos a la cita hasta que el agua lo permitiera. Y el agua lo permitió. Y no sólo eso: pasamos una tarde hermosa.

Fue muy gratificante para nosotros poder concretar nuestra primera donación de libros: entregamos libros de literatura infantil y para adultos, con la idea de que no sólo los alumnos pudieran llevarse libros a su casa para leer, sino de que los adultos tuvieran la misma inquietud. Hasta donde sabemos, funciona.

Fue conmovedor también, cuando LAura, la maestra, me llevó al aula para mostrar el espacio de lectura que, inspirada por nuestra primera visita, creó. Nos dijo que al ver con qué gusto los chicos leían de panza en la lona que habíamos tendido en el patio, pensó que sería motivador invitarlos a repetir la experiencia en un rincón del aula. Así fue como colocaron en el suelo una alfombra y almohadones que cada mamá ayudó a confeccionar y crearon ese rinconcito especial que, por diminuto que sea, se vuelve inconmensurable cada vez que los libros y la imaginación de cada niño se pone en acción.









Aquí el rincón de lectura de la escuela! Bravo!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario